Entre los gustos y pasiones que compartimos con Charly, uno
es subir al Fitz Roy. Esta es la segunda vez que vamos a intentarlo. La
caminata de montaña son cuatro horas para llegar hasta la base del cerro. Y
otro tanto de bajada. Pero la verdad que vale la pena, no solo porque la base
del Fitz Roy es un objetivo en si mismo, además se disfruta toda la subida aun
con todo el esfuerzo que lleva. Que es mucho, se los aseguro.
El dia anterior habíamos visto que el cerro ya tenia nieve
en el tramo mas difícil. No sabíamos hasta donde podíamos llegar ni el frio que
podía hacer arriba, viendo que la nieve aun no se habia derretido. Asi que nos
preparamos las camperas, los abrigos, las cámaras, agua, galletitas para
sacarnos el hambre, etc. El dia estaba nublado pero con nubes altas asi que
podíamos ver claramente la torre del Fitz Roy. La temperatura estaba agradable,
dentro del frio que puede hacer en la zona. Asi que alla fuimos.
El primer tramo es el que parece desanimar. Es como subir
escaleras altas por media hora o algo mas. Ahí empezamos a cambiar el aire
rumbo al muro de piedra como una roca gigantesca puesta en el camino que hay
que rodear para llegar al otro lado. Esto es solo el comienzo nomas. Una vez que
nos encontramos del otro lado, ingresamos a un bosquecito y cascadas de agua donde se puede recargar las
botellas. Ni que decir que viene limpísima y helada que casi no se puede tomar.
Sabiamos que el trayecto era largo y por eso nos dedicamos a la charla y a
disfrutar de la subida. Vueltas mas tarde, poco menos de la mitad del camino,
se encuentra la Laguna Capri (si, como el de las galletitas) y desde ahí se
puede ver claramente el Fitz Roy. Pero aun no podíamos ver si el tramo de
camino de rocas estaba con nieve o se podía llegar.
Seguimos camino atravesando los diferentes riachos que se
forman por el agua del deshielo, caminos de roca, de arenilla, etc, hasta que
con buen animo llegamos al refugio de los alpinistas. A partir de ahí el cartel
indica que se debe subir con el calzado adecuado, teniendo cuidado, para
caminantes de montaña experimentados y de alta dificultad. Descansamos un buen
rato, acomode mi espalda estirándome un rato en los bancos que están en el
refugio y seguimos viaje hacia arriba. En los primeros tramos algunos troncos ubicados
como peldaños facilitan un poco la ascensión. Pero después nos encontramos con
lo que ya sabíamos. Tramos de piedras totalmente empinados, ayudados por
señales de estacas pintadas para demarcar el mejor lugar para meter los pies y
a pura fuerza y buscando cada tanto algo de aire en los pulmones. La altura se
siente. Por suerte la nieve solo se veía a los costados y solo en algunos
tramos en el camino que subíamos. Pero el esfuerzo es a puro corazón.
Ya sabíamos que la subida engaña. Despues de ver el pico del
Fitz Roy casi al llegar al tope del camino, pensando que detrás de lo que se
puede ver uno ya llega a la base del cerro… no, falta un trecho mas donde el
camino desciende entre piedras y vuelve a subir. Esta vez la aridez estaba mechada
con manchones de nieve. Lo que no dejaba muy claro el camino pero quedaba mas
bello que cuando lo vimos totalmente seco la ultima vez. Ahí si, espere un rato
a mi amigo que venia a su ritmo un poco mas atrás para tomar el ultimo tramo
juntos.
Y ahí si, luego de subir la ultima cuesta de rocas, volvimos
a saludar a nuestro amigo Don Fitz Roy. Esta vez nos regalaba otra imagen. El
lago que precede al glaciar que baja de la montaña estaba totalmente cubierto
de nieve, como asi tambien el glaciar que no podíamos ver bajo el manto blanco.
La imagen era estupenda. El tema era por donde bajar, ya que el camino estaba
tapado por la nieve. Asi que improvisamos y bajamos por entre las piedras hasta
el borde del lago. Todo blanco totalmente tapado.
Seguimos caminando por entre la nieve para alcanzar la vista
del Lago Sucio que esta a la izquierda del Fitz Roy. Cuando llegamos a verlo
estaba completamente congelado, descendiendo entre las dos montañas que lo
contienen. La vista da un poco de vértigo. Mucho. A un metro de donde estábamos
en las rocas se ve solo una línea donde termina el piso y desde ahí metros que
se adivinan interminables hasta el fondo.
Nos quedamos un buen rato en ese lugar, mirando la montaña,
el lago, aprovechando para guarecernos un poco del viento y dejar que el sol
nos de un poco de abrigo tirados sobre las piedras. Descansando hasta el punto
de quedarnos dormidos un rato para hacernos una pequeña siesta reparadora.
Despues de cuatro horas de subida, es necesario que el cuerpo se reponga y el
calorcito del sol nos invito a amodorrarnos en medio de la montaña. No todos
los días se puede conseguir una siesta de estas.
Despues de brindar con un poco de agua de la montaña, en mi
caso aprovechanodola para mezclarla un poco con el whisky de mi petaca,
emprendimos el regreso. Deteniendonos frente a los picos algo nevados,
enceguecidos con el sol pegando su reflejo contra la nieve, volvimos a saludar
a nuestro gran amigo Fitz Roy hasta dentro de poco. Seguramente volveremos para
saludarlo otra vez. Creo que aprobó nuestra propuesta. O por lo menos me
parecio que estara ahí esperando que asomemos dentro de un tiempo nuevamente
nuestras carotas aca arriba, cansados pero felices de un nuevo encuentro.
3 comentarios:
Teerible ascenso, yo puteo desde aca, para que se sientan acompañados.-
béio! béio!
todas las caminatas empiezan así: desanimándote. Nos pasó en el Belvedere de Villa La Angostura, en el inicio de los 12 km hasta Arrayanes... te echan, viste? pero por suerte insistimos. A veces la terquedad es positiva. Descansen, chicos. Y coman rico.
PD: ¿y tenían calzado adecuado?
Con las zapatillas de aca nomas. Eso si, con cuidado, la ultima parte del camino es todo roca en vertical. Un mal paso y te rompes algo
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