Los días siempre nos tienen una sorpresa preparada. Hoy
solamente era un día de despedida de la isla y viaje hasta Rio Gallegos,
atravesando Chile y el Estrecho de Magallanes. Pero el día que fuimos a
Tolhuin, nos facilitaron un mapa y algunos detalles de un lugar que se llama
cabo San Pablo ubicado sobre el Atlántico en su parte media. La atracción sería
una hostería abandonada pero lo más interesante era un barco encallado en el
año 85, producido intencionalmente por su capitán para evitar el naufragio.
Tratamos de seguir las instrucciones que aunque no fueran
muy claras, indicaban que a 35 kms al norte de Tolhuin se desprendía un camino
mejorado que llevaba a varias estancias y finalizaba en el Atlántico. Después de
pasarnos y volver sobre nuestro camino hasta que le embocamos a la entrada,
entramos a un camino de mejorado que no estaba en las mejores condiciones pero
que la chata se podía bancar. Pasamos por varias estancias controlando el orden
que indicaba el mapa hasta que después de aproximadamente una hora pudimos ver
a lo lejos el océano. Seguimos adelante sabiendo ya que estábamos en lo
correcto hasta que desembocamos luego de una curva en una construcción abandonada
que era evidentemente la hostería abandonada. Lo primero que pensamos fue a
quien se le podía ocurrir que una hostería en un lugar tan solitario y alejado podía
funcionar. Pero evidentemente alguien lo pensó y lo realizo.
Al subir una pendiente luego de la hostería, nos
sorprendimos al ver el barco encallado en la mezcla de arena, piedras y
conchillas negras adheridas a la superficie. No solamente era impresionante. Además
podíamos llegar fácilmente gracias a la bajante del mediodía. Cosa que rápidamente
Charly hizo y después de encontrar el mejor lugar para llegar a la playa,
estaciono con gran alegría su camioneta al lado del barco. No que decir que quedaba
pequeñísima en la comparación.

Después de un rato largo de inspeccionar el lugar, el barco
y sacar las fotos de rigor, decidimos regresar. A la salida nos llamó la atención
las hileras de árboles cercanos a la costa que crecían estirándose en sentido
contrario al mar. Era evidente que los vientos deben ser regularmente tan
fuertes que deforman el crecimiento de estos ejemplares como peinados por un
gigante.
El día parecía presentarse como uno más de viaje para
alcanzar Rio Gallegos, pero la curiosidad del viajero nos lleva a tener días de
sorpresa como estos.
Luego de cruzar el Estrecho de Magallanes y cerca de la
segunda frontera chilena, nos encontramos con un fenómeno curioso que aproveche
a fotografiar sin saber si la cámara lo iba a poder tomar. En el horizonte
contrario al poniente, en el momento en que el sol ya estaba por desaparecer,
asomaban reflejos de color claro, como espejando la fuente de luz natural,
surgiendo de la misma línea del horizonte pero que debía ponerse ya oscura. La
verdad, no le encontramos ninguna explicación salvo que fuera el reflejo de
parte de la atmosfera combinado con las nubes.
Finalmente llegamos a Rio Gallegos ya de noche, algo
cansados. Pero Charly quería buscar un hotel que tuviera buena tele porque se
corre el Gran Premio de Corea de F1. Así que allá fuimos para encontrar un
lindo hotel que, aunque algo más caro, nos permite darnos un pequeño lujo de
viajeros por una noche pegándonos un buen baño en una ducha decente, a
diferencia de las que veníamos padeciendo hasta ahora, que eran más
dificultosas que lo ideal para el descanso.
Mañana ya tomamos por nuestra querida Ruta 40, la del viaje
por la cordillera. Nuestra próxima parada: El Chaltén.
3 comentarios:
Pensar que algunos piensan que tomar el sbt a la mañana es una aventura.
Qué bueno arrancar con una idea y que el paisaje o el lugar te sorprendan así, con un espectáculo.
Me causó impresión el barco... ¿vamos para El Chaltén? Vaaamooo'!
Que buena la foto del no poniente!!!!!!!!!
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